viernes, diciembre 23

Plática de verdades universales

wtf says:
las niñas bonitas dominan a los hombres?
Elsita says:
ajam
Elsita says:
tal cual

No por Dios

Navegando durante mis momentos de ocio en la oficina, descubrí, justo antes de que mi moquito suicida saliera por mi nariz en busca de perder la vida al impactarse con el suelo (ok, era la manera menos poética de decirlo, pero: tengo gripa), un post que solo le hubiera creído capaz a una de mis amiguitas.

He encontrado y navegado por varios blogs de niñas, algunas son fresas, medio mensas, encantadoras, intensas, glamorosas, exhibicionistas, locas, esquizofrénicas, seductoras, rebeldes, con mil pedos en la cabeza, y demás, he visto a niñas coquetas despotricar sobre sus amores, desamores y demás, pero nunca había visto un post tan… cómo se los explico… tan… creo que las palabras están de más, es el post perfecto para acabar con la autoestima de cualquier hombre. Sin más preámbulo… les dejo una copia fiel del post, y una liga a la página de la autora.
¿Que nadie me conoce mejor que tú?
Tal vez él nunca me escuchó tocar el piano, pero tú nunca me viste bailar.
Tal vez él nunca me besó los pies, pero tú nunca escribiste en mi espalda.
Tal vez él nunca entró a mi casa, pero tú nunca me invitaste a la tuya.
Tal vez a él nunca le escribí un poema, pero tú nunca me escribiste una canción.
Tal vez con él nunca entré a un museo... pero contigo tampoco.
Tampoco hicimos ejercicio juntos.
Ni nos besamos a escondidas.
O viajamos juntos.
Pudiste ser el que más conoce de mí, pero no el que mejor me conoce. Así que no quieras, después de tanto tiempo, adjudicarte derechos que no te corresponden.

Porque después de tí, han pasado muchos y mejores. Y, sobre todo, ha pasado el tiempo.

Psycho Brux

miércoles, diciembre 21

Jingle Bells @ work

Después de mi día de perros de ayer, en el cual pasé una hora y cincuenta minutos en el tráfico, entré a juntas de contadores donde me dediqué a regañar a uno que otro por falsearme información, y que al final salí a las 9 y yo fui el encargado de cerrar el edificio. Me dispongo a escribir este pequeñísimo texto. Cabe mencionar que el día de ayer la ingesta alimenticia total fue de: un croissant de 3 quesos y un paquete de donas Bimbo.

Hoy desayuné huevos rancheros, llegué directamente a una reunión en la que mi jefe me enseñó todo lo que yo le había dicho el día anterior (una de dos, o su memoria de corto plazo es pésima, o –mejor lo dejo a su imaginación-). Pasaron los minutos y me empezó a hacer enojar, por más le decía que iba a duplicar actividades, él se limitó a decir: “No es duplicar, es tener lo datos verificados por 2 áreas diferentes”. Total que al parecer si antes tenía que llevar el “control”, ahora tengo que llevar el “control” y darme a mi mismo la información “a controlar”.

Pero este post no es para quejarme (¿o si?) de mi vida laboral. En este texto encontrarán… “La Guía para Sobrevivir la Época Decembrina en la Oficina” (carajo, hasta rimó).

Todos sabemos que las personas que siguen yendo a trabajar, realmente están contagiados de la algarabía de sus parientes, amigos, vecino y demás personas que no tienen que ir a trabajar. Si a eso le sumamos que baja la carga laboral, pues obtenemos a un montón de mexicanitos calentando la silla (y una que otra colombiana congelándose las manos y los pies).

Pero qué hacer en estos casos, cómo podemos mantener la cordura durante 8 (o más) horas al día sin tener tantas actividades laborales en la oficina; la respuesta es un poco complicada, pero tratare de ayudarlos.


  • En la mañana tome su maletín, morral, bolsa o cajuela y llénela de DVD’s, CD’s, VCD’s, y demás.
  • Por favor no vaya a olvidar sus audífonos, estos podrían llegar a ser necesarios.
  • Desconecte alguno de los teléfonos inalámbricos de su casa y guárdelo.
  • Llevé uno que otro juego de mesa pueden ser también los pequeños que venden con imanes para los viajes.
  • Tome esa caja donde guarda sus cartas de viejos amores.
  • No olvide su cartera con dinero, tarjetas de crédito y credenciales.

Listo, ya ha llegado usted bien preparado a su primer día de jornada laboral navideña.

Al llegar al trabajo, lo primero que tiene que hacer es tomar su celular/agenda/cerebro y marcarles por teléfono a todas esas personas que están de vacaciones mientras usted está trabajando “arduamente”. Y si siente que no son números suficientes, marque números al azar y moleste. No importa si le contestan o no, el simple hecho de que suene su teléfono, seguramente los despertó, les asustó el sueño... y en el peor de los casos, los incomodó. (tiempo al teléfono con 12 personas diferentes: 30 minutos –dejando sonar el teléfono hasta que contesten-)

Después, organice una matinée en la sala de juntas. Todos deberán conectar sus teléfonos inalámbricos a sus respectivas extensiones, y de esa manera no habrán llamadas perdidas (de los jefes, las demás no importan tanto). Si hay oportunidad, lleven sus laptops no vaya a ser que los agarren a todos y les pregunten que qué hacen ahí. (tiempo promedio de una película: 2 horas).

Quién dijo que para hacer compras navideñas había que ir a Perisur, tome una tarjeta de crédito y compre una que otra pendejada por Internet, no importa que sea cara o barata, el chiste es perder el tiempo durante la búsqueda. Las compras podrían ser de broma/colectivas/paraotrapersona/etc. Es más podrían ser competencias sobre conseguir el regalo más cagado para alguno de sus compañeros de oficina. Por ejemplo una grabadora para que su jefe no olvide los datos que ya le dio y se los tenga que repetir a cada rato o un paquete de papel carbón, para ese contador que nunca entrega la misma información dos veces, en fin, las posibilidades se van al infinito. (tiempo promedio de búsqueda de pendejadas: 30 segundos con Google, pero ustedes tómense su tiempo, jueguen con las posibilidades durante: 1 hora)

Ok, ya se aburrieron de pendejear en Internet, es hora de tomar un café, pero ustedes son fresas, y el gusta el café de Starbucks, o el de Punta del Cielo, o el de La Selva; ya ustedes definen que tan lejos pueden ir por su café. (tiempo para el café, desde armar la coperacha, hasta definir quien será el que va a ir por las bebidas: 15 minutos, súmele 30 minutos si usted fue el pendejo afortunado para ir por los cafés)

Con estos tips usted ha pasado las primeras 4 horas de su jornada laboral, y ha sobrevivido sin aburrirse de 9 a.m. a 1 p.m., seguramente será la hora de comer. Si usted se aburre o no a la hora de la comida, ya es su problema, yo le recomendaría pedir una pizza y aventarse otra función de cine en la sala de juntas.

Ya regresamos de comer, es hora de armar un juego de Battleship, ok ok, ya hay juegos de este tipo en las páginas de Yahoo, pero no hay nada más divertido que pendejear a tu compañero de cubículo, o al de la oficina de junto y oír sus reacciones en vivo. (tiempo estimado de juegos de mesa: 30 minutos)

Ya es un poco tarde, y llegó la hora de enterarse del chisme, vuelvan a marcarle a sus amigos de la mañana para que les cuelguen, y rían con ellos, de cómo los despertaron en la mañana. Aquí le puede llamar a todos, o solo a algunos con los que estén seguros que podrán hablar un buen rato. (tiempo estimado: 15 minutos)

Estamos a mitad de la tarde y seguramente no han visitado esos blogs que los hacen reír. Ok, no todos han puesto posts nuevos, pero algunos podrían tener comentarios. Dejen comentarios que puedan armar debate y siéntense a esperar, tal vez no logren resultados inmediatos, pero el día siguiente podrán reír de las pendejadas que pusieron los demás. (tiempo estimado: 15 minutos)

¿Todavía es temprano y les queda tiempo libre?, abran la caja de las cartitas y recuerden lo pendejo que eran, lo pendejo que hicieron a otra persona o lo pendejos que los hicieron esas personas mientras les escribían cartitas románticas y después les montaban los cuernos, o los olvidaron, o los botaron sin explicación, es más, podrían escasear las cartas y subirlas a Internet, para que todos se diviertan igual que usted. (tiempo estimado: 1 hora)

Llegó el momento de ser egoísta, tome los audífonos y ponga uno o dos de los episodios de su serie favorita, trate de mantenerse callado y no molestar a sus compañeros. (tiempo estimado: 1 hora)

Falta una hora para salir, pero seamos realistas, ya no hay más que hacer, sus clientes seguramente están descansando, sus jefes están vacacionando en Las Vegas, o en Madrid, y nadie los va a regañar.

Disfruten sus jornadas decembrinas.

lunes, diciembre 19

El que pega primero (¿se quema solito?)

Antes de que cualquier colombiana venga a escribir en Internet alguno de mis gustos culpables, he venido yo a este foro, a levantar un poco la voz y confesar: Me se algunas canciones de RBD, es más, no solo me las se, las he bailado algunas veces.

Quack

jueves, diciembre 15

Clases de civismo

Recuerdo que al recibir mi horario en primer año de secundaria, lo primero que llamó mi atención eran las clases que nunca había tomado. Español (ya la tengo), Matemáticas (Ya la tengo), Historia (Ya la tengo), Civismo (Civi ¿qué?).

Si, tenía una materia llamada civismo, es ese momento, no quería preguntar por miedo a ser el único inculto que no sabía lo que significaba esa palabra. Y tampoco sabía que te podían enseñar en esa materia. Pensé que seguramente no se refería al cinismo, porque obviamente eso no te lo enseñan en la escuela (¿o si?).

Con ansias y sin buscar significados esperé mi primer clase de Civismo, sonó la chicharra que marcaba el cambio de clases y salimos todos a nuestro receso de 5 minutos que teníamos entre clase y clase (el tiempo era justo, nos alcanzaba para una entrada de béisbol, un gol en fut ó las 8 -4 y 4- oportunidades de americano). Todos regresaban al salón y yo seguía esperando a la persona que tendría que darnos esa clase.

A lo lejos vi a una señora con el pelo chino y esponjado al estilo de Anabel Ferreira en uno de sus personajes (una que decía: “fíjate mijito… mju mju”). Además, era fea.

Rápidamente nos preguntó si alguno de nosotros sabíamos algo de civismo, y todos contestamos que no, y más o menos no explico que era lo que al final del curso escolar deberíamos de “saber”.

Tal vez Bobbio, Hobbes y Viroli soñaron con un grupo de púberes debatiendo sobre grandes temas que trascienden cualquier escenario nacional: el amor a la patria, la libertad, los deberes y los derechos de la ciudadanía. Pero ese precisamente no era nuestro caso. Nosotros solamente aprendimos los días de fiesta nacional (sobretodo los asuetos), alguno que otro artículo de la constitución (no creo que hayamos visto más de 5).

Ayer, recordaba a esta maestra, ya que precisamente frente al Instituto México (que no es mi Alma Mater) un trío de señoras tuvo a bien detener sus coches en doble y triple fila, para recoger a sus hijitos. Esperé pacientemente 2 canciones mientras pensaba en que pasaría cuando mis hij@s estuvieran en la escuela, y que clase de padre sería. Al final de la segunda se abrió el paso para que yo continuara mi camino.

Continué en el camino pensando en el Quack mayor, un pato que será tal vez padre de familia, que tal vez tenga un coche como… ese (frente a mi pasaba un Rover negro). Y pensaba en las características que debería tener. Sería un Yo: ¿honrado?, ¿seguro?, ¿confiable?, ¿patriota?, ¿respetuoso?, ¿amable?, ¿sincero?.

Muy bien, sobra decir que el conductor de dicho Rover era bastante lento, y se detuvo a mitad de una calle para ver si “lograba pasar”. Yo ya estaba un poco intranquilo porque debía de llegar a mi destino con rapidez, así que toqué el claxon para solicitarle al conductor avanzara, ya que era obvio que no había un automóvil que amenazara su integridad física.

El conductor bajó el cristal de su puerta solo para que yo descubriera a una “señorita” de “no más de 22 años”. La cual se asomó con una cara de pocos amigos, que creo que alguna vez le vi a mi hermana en un torneo de Tae-kwon-do. Y gritó: “CALLATE IMBECIL”.

Un silencio sepulcral se adueño de la colonia. Los transeúntes que iban a cruzar la avenida de se detuvieron con asombro y miedo. Seguramente el perrito chihuahueño que había captado mi atención segundos antes controló sus esfínteres y la miró detenidamente.

La cívica conductora avanzó unos centímetros para dejar mi vehículo pasar, una vez a su lado me miró con ojos de: hermana mayor malhumorada a punto de partirte la madre.

Yo simplemente le sonreí.

miércoles, diciembre 14

Obligación

Cuando yo digo “me obligaron” implica que justo cuando había sonado la campana para avisar el fin del recreo, mis amigos se abalanzaron sobre mí, me tomaron fuertemente y me cargaron para llevarme frente a la susodicha.

Liliana estaba saliendo de su salón para ir a formarse en el patio. Mis amigos le cerraron el paso, Memo Herrera (ahora conocido como el Emo), Toño Corona (que ahora se siente muy fresa en Houston haciéndose llamar Tonio -que gay-), Marco Antonio Urrutia (solo me encuentro a su mamá esperando el camión para ir a Poza Rica), Hugo Lom (sabe Dios dónde se encuentra) y Erick Vincent (algunas veces veo a sus primas en el antro). Ellos me sujetaban mientras yo pataleaba, gritaba y me retorcía.

Hugo, rompió el hielo y alzó la voz: “Liliana, Germán tiene algo que decirte”.

Qué podía hacer yo, ya estaba frente a ella, ya moría de la pena, ya estaba seguramente a punto de llorar y hacerme pipi. Cuando las palabras tomaron fuerza y salieron de mi boca. Ante el asombro del dúo dinámico (Liliana y Lorena) me declaré: “Liliana, ¿quieres ser mi novia?”. El esperado “Si” tardó 5 segundos.

Salí corriendo al momento de escuchar el “Si”.

sábado, diciembre 10

Fe de erratas

En me empezó a gustar, a finales de me obligaron a andar con ella y regresando de vacaciones de verano me cortó.

viernes, diciembre 9

Una de feos y bonitos

Nunca he sido una persona segura, ni mucho menos. Al contrario, si buscan la definición de inseguridad, encontrarán una foto de los linchamientos de Tlahuac y la de este pequeño pato.

Yo ya iba en la primaria, y mi papá me preguntó si ya tenía novia. El momento bochornoso se hizo presente, un calor cubrió mis mejillas y se erizaron algunos vellos de mi cara. Yo sabía que debía contestar que no, y ahorrarme cualquier tipo de conversación padre-hijo. Dije la verdad, dije que había una niña que me gustaba, pero que nunca me haría caso por ser según yo (y media escuela) la niña más linda de todo 3° “B”.

Mi papá me preguntó si me estaba refiriendo a Sofía, la hija de una de las mejores amigas de mi mamá; una niña pequeña, delgadita, rubia, ojos claros, familia “acomodada”, sencilla, risueña, agradable; todo lo que un niño sueña en una niña, era la típica niña que jugaba a las comiditas.

Le contesté que no, que Sofía iba en 3° “A”, en mi mismo salón, era mi amiga, y además, había cometido el error de hacer circular un “chisme” de que yo le gustaba. Por esa razón ahora no podía platicar ni hacer equipo con ella, todo el salón me hacía burla cada que nos acercábamos o interactuábamos. La niña era bonita, pero le faltaba algo, algo que solo tenía una niña de 3° “B” podía tener: le faltaba la característica de “inalcanzable”.

Todos los alumnos de la primaria sabían (según yo), que Sofía quería conmigo, y yo quería con Liliana. Pero nadie sabía que pasaba por el pequeño corazoncito de Liliana, y yo no tenía amigos en el “B”, los del “A” solo se juntaban con los más fresas, con los mejores jugadores de fútbol, con los más inteligentes o con los que habían sido discriminados por bajar calificaciones, y de castigo los habían mandado al “B”; y Liliana y sus amigas no encajaban.

Le expliqué a mi papá que Liliana era la niña más bonita de toda la primaria, que tenía las pompas más bonitas, y que para mi era inalcanzable.

Mi papá, en su infinita sabiduría me dijo: “Mira Quack, tú tienes que andar con las feas, ellas te van a querer bien, te van a tratar siempre bien, no vas a tener problema con ellas, y nunca vas a tener celos”. Quack nunca ha sido un niño pendejo, y preguntó: “Y entonces, ¿tú por qué te casaste con mi mamá?, ella es muy bonita”. Yo sabía que el mundo conspiraba, y estaba a punto de recibir una cubetada de conocimiento. Mi papá sin pensarlo contestó: “Pues por eso mismo, tu mamá como es bonita se tenía que casar con un feo que la quisiera mucho”.

El cerebro de Quack colapsó, mi abuela siempre había dicho que yo era un niño guapo, pero entonces los guapos tienen que andar con feas, y las niñas bonitas como Liliana iban a terminar con un feo. Por esa razón Liliana y yo no podríamos estar juntos nunca jamás.

Sobra decir que me obligaron a pedirle a Liliana que fuera mi novia, y ella a regañadientes contestó que si. Fuimos novios 3 meses a lo mucho y después de unas vacaciones me cortó. Nunca lo entendí la razón por la que cortamos y se que lo superé muy rápido gracias a mi papá.

A partir de ese noviazgo, cada que le presentaba una novia nueva, él me hacia recordar que según su teoría, íbamos a terminar mal (como sucedió con Liliana). Muchas veces no le hice caso, y otras tantas lo mandé a volar.

Hoy me doy cuenta que estoy siguiendo sus pasos.

jueves, diciembre 8

Pero papá, sólamente estamos mascoteando

Anoche al calor de las cervezas, Lulú Marina solicitaba la definición del término “estar saliendo”. Y entonces comenzó el debate.

Que si decir estamos saliendo implica beso, que si hay que avisar antes de dar una serenata; que si salimos, pero no entramos; que si hay que meterle pueblo a la democracia; que si necesitas tener blue jeans, que si hay moteles en Tlalpan y Viaducto; que los mejores son los de la carretera a Cuerna y así un sin fin de detalles que solo se dan en las relaciones.

Es más, hasta hablamos de Pavlov y que a cada estímulo debe haber una respuesta. Definitivamente esa conversación fue bastante teórica y enriquecedora. Como la concentración alcohólica en la sangre ya estaba llegando a puntos donde no hay retorno, todos coincidimos en que recordábamos la imagen de nosotros platicando de ese tema, pero ninguno logró recordar el 100% del audio.

Así me di a la tarea de finalizar la investigación y presentar un resumen ejecutivo de mis 35 minutos de inactividad laboral.

Descripción

Nombre de la etapa

Estas solo en tu casa, no sales más que con tus amigas y no ligas. Tu interacción con el sexo opuesto se limita al individuo del valet, la que vende los boletos del cine, el mesero y la señora que vende los cigarros afuera del antro

Soltería pasiva

Una persona te invita a salir (o tú la invitas), se besan sus bocas una que otra vez, se toman de la mano y dicen cursilerías.

Saliendo

Hay interacción de manos, cuerpo y lengua, pero siempre con ropa

Bluejeanear (bluyinear)

Ya la interacción es más elevada, puede (o no) haber ropa; debido a que regularmente en esta etapa no hay ropa, implica que tú haces gala (si puedes) de tus atributos al 100%. Su nombre proviene de sacar a tu “mascota” solo a pasear. En pocas palabras: Salimos, pero no entramos.

Mascotear

Su nombre lo dice todo. Si alguno de ustedes tiene duda, pregúntele a su amig@ de confianza.

Culear



Pero todo esto no es novedad, ya desde 1943 Maslow estaba hablando de esto. Para muestra un botón:



Eso de tener novi@ es algo que pasó de moda algunos años atrás, y no me imagino a nadie diciendole a su mamá o papá: "No papá, dejamos de solo salir en agosto, esta navidad ya estamos mascoteando, y espero darle su aguinaldo y culear antes de finalizar el año".

Aquí la foto de los autores intelectuales.

lunes, diciembre 5

Just a smile... to go, please

Salimos al cuarto para las tres, supuse que me invitarían a comer, pero resulto ser muy exclusiva la invitación y yo era el único no incluido. Estábamos en una conocida Hipotecaria Nacional y yo tenía que regresar a la oficina.

Hice una escala técnica y me di cuenta que eso del Fast Food no va conmigo. Siempre tengo la estúpida maña de pedir lo más complicado del menú, de la manera más fácil, pero a los que atienden siempre se les complica mi orden.

Pedí un mactrío doble de quarter pounder plain (plain significa en el argot macdonalero: dame una hamburguesa sin verduras ni aderezos, léase pan y carne) con queso, refresco de cola, macpatatas y queso.


Era hora pico y mi hamburguesa salió 15 minutos después de tomada mi orden, así que llegó con un MacFlurry con Crunch cortesía del Gerente. 0k, sabía que mi espera había valido la pena. Me senté en la barra de los “ ejecutivos/burócratas/oficinistas/estudiantes solitarios" y me dispuse a ingerir mis alimentos. Lo hice en absoluto silencio al igual que mis compañeros de barra, dándome cuenta que los seres humanos somos de naturaleza colectiva, realmente necesitamos (aunque sea a veces) un algo o alguien con quien platicar, interactuar, ligar, superar, competir, etc.

Al terminar mi ingesta fui a dejar la charola y una de las señoritas me la quito y me dijo que ella se haría cargo de tirar mi basura; fue en ese momento donde me volví a sentir vivo. Minutos antes era solamente un ente que ocupaba un lugar en el espacio; callado, frío, sobrio.

Caminé a Reforma y tomé el turibus versión barata. Un simpático camioncito verde que pasa por todo Reforma y llega hasta las Lomas.

Este turibus también hace paradas, y también te discriminan. La vista era muy interesante, yo iba embelezado viendo la exposición del CowParade.

El movimiento de sus brazos era rápido y rítmico, al parecer era un tipo de lenguaje aprendido por nuestros vigilantes en alguna agencia de inteligencia internacional. Rápidamente captó mi atención el policía y di una mirada en busca de la persona que captaba la información emitida por el policía. Mi rápida busqueda no tuvo frutos, razón por la cual quise seguirle poniendo atención al policía. El movimiento de sus brazos se hizo más errático. 2 segundos después me di cuenta de lo que estaba pasando.

El policía estaba emitiendo el siguiente mensaje:
Agarrenme no sean culeros que si me caigo a Reforma me van a atropellar.

Nadie captó el mensaje, y el policía calló al carril de alta velocidad de Reforma en un abruto chingadazo. Yo reí para mis adentros y solté una carcajada. Creo que solamente yo me di cuenta de que el Señor Justicia había azotado.

El mundo conspira para hacerme sonreir.

viernes, diciembre 2

Que tiempos aquellos

Querétaro estuvo regido por el astro de la ñoñez. Era el mejor promedio de la secundaria, participaba activamente en las representaciones académicas estatales de física, química, biología y matemáticas, era miembro del club de conversación de inglés, maestro sustituto de primaria, vigilante del grupo cuando salían los profesores, tutor de matemáticas, seleccionado del equipo “menor” de básquetbol, actor principal del taller de teatro, miembro del equipo de tumbling y el consentido de todos los profesores de la secundaria, y del director del Instituto Marciano Tinajero y Estrada (Salesiano). Eso de 7 a.m. a 3:30 p.m.

Después de las 4 p.m. era estudiante de francés (eterno enamorado de la maestra de 28 años), jugador callejero de fútbol, destructor de fuentes, ciclista empedernido, uno de los cabecillas de mi grupo de amigos, uno de los más buscados por los vigilantes del conjunto de departamentos donde vivía; y el mejor amigo de las niñas (eso no se me ha quitado por más que lo intento).

Corría el verano del 96, mi vida en Querétaro acababa de terminar, yo ya estaba inscrito de regreso a la prepa en Poza Rica. Llegué justo a la época de los 15 años, donde todos los jóvenes de entre 14 y 16 se visten de traje. Y ahí empezó la rebeldía.

Todos iban de traje a las fiestas… todos menos yo. A los 15 años de mi hermana, que fueron en el antro, llegué en unos pants grises. La moda de los trajecitos no estaba hecha para mi.

La siguiente rudeza fue cuando empezamos a jugar Hockey sobre ruedas en el Depo(rtivo). Siempre íbamos al Depo, ya sea a nadar, a caminar, a platicar, a ligar, a ver los partidos de americano, a pelearnos, a comer, a perder el tiempo, a ligar o simplemente a fajar.

Tal vez no éramos los mejores jugadores, pero nuestras amigas nos iban a ver una vez a la semana, y nosotros jugábamos casi todos los días. Era típico ver a las novias de algunos vitoreando los goles o jugadas. Algunos usaban el medio tiempo para cortar a su novia y otros usaban el final del partido para consolar un corazón roto. Yo no fui por mucho el mejor jugador, pero recuerdo que tenía una fan que me iba a ver y se quedaba dormida en las gradas.

La maldad empezaba a hacer efecto en mi, ya todos mis amigos fumaban, ya todos mis amigos tomaban, y la gran mayoría tenían una arracada. Recuerdo que le suplicaba a mi mamá me diera permiso de ponerme una arracada, y ella nunca accedió. Tuve que comprar una arracada, romperle la parte que introduces en tu oreja, y usarla como si fuera de presión.

Ya éramos unos jóvenes rudos; aunque nuestras mamás nos llevaban a las fiestas y pasaban por nosotros a las 2:30 a.m. Escuchábamos y cantábamos canciones como “Tres Delincuentes”, “Chaco”, “Abarajame”, entre otras. Teníamos amigas con derechos, uno que otro usaba sus encantos en la rueda de la fortuna, a alguno le pedían clases para aprender a besar, y yo tenía un amor platónico.

Recuerdo haber intentado preguntarle si quería ser mi novia más de 50 veces. Toda la escuela sabía que me encantaba esa niña, y lo peor era que hasta la niña lo sabía; pero aún así, nunca tuve el valor para proponérselo.

Hoy recuerdo esas épocas: cuando cantábamos canciones con groserías, dábamos nuestros primeros besos en las fiestas, nos agandallaban las niñas mayores, teníamos fans que se quedaban dormidas, sacábamos a las niñas a bailar en pareja, bailábamos todas las noches con la misma niña y no nos imaginábamos que esa niña sentía algo por nosotros, nos enamorábamos de las hermanas de nuestros amigos, habían niñas inalcanzables, las reinas de belleza eran tus amigas con derechos y nos volvimos parte del selecto grupo de “los populares”.

jueves, diciembre 1

Juan Camaney

Anoche me encontraba en la taquería predilecta de la familia, disfrutando unos tacos de suadero, cuando ÉL llegó.

Llegó pidiendo tacos de longaniza (cosa que me hizo pensar en 2 ó 3 albures). El taquero le contesto un rotundo "no hay", y el sujeto solicitó: “Pues entonces prepáramelos de chorizo” (eso me hizo pensar en otros 2 albures más; todos ellos por que el tipo no entendía razones y tenía hambre/deseos/necesidad de longaniza/chorizo o cualquier similar).

Llegan mis primeros 5 tacos de suadero; tomo el plato con la mano derecha y el taco con la izquierda, mirada fija en el taco y de fondo tenía… a este hijo de su madre rascándose las bolas. No lo hizo una, ni dos, ni tres; lo hizo constantemente durante todo el tiempo que estuvo en la taquería.

Estuve a nada de preguntarle si tenía ladillas, estaba rosado, le había salido pie de atleta en la ingle (que raro esta eso) o simplemente tenía una fijación por ver si su penecito seguía en el mismo lugar.

Si de por si lo anterior era suficiente para odiarlo, ahora imagínenselo presumiendo que conocía a tal o cual persona del medio artístico (0k, cualquiera lo hace), pero este cabrón hacía citas como: “Es como dice Kalimba, nada como vivir solo” o “Moderato vendió 200,000 copias de su CD, imagínense la lana que se metieron”; y su máxima (la cual repitió como 6 veces): “yo he hecho de todo en este medio”. A mi la verdad me valía madres si le dio las nalgas o no al camarógrafo para entrar al medio, o si es un artista consagrado.

Estaba en mi tercer quinteto de suadero cuando un lanudo perro comenzó a olerme los pies; seguramente atraído por el olor de la Kinny, o por mis apestosas patas, pero hice lo que cualquier persona en este mundo hace cuando un perro lanudo lo empieza a oler en una taquería: moví mi pierna simulando una patada. A lo que el individuo que se encontraba al teléfono replicó: “Superman, ven para acá”. ¿Superman? (me dije a mis adentros y puse cara de aynomames). Y a su interlocutor (o interlocutora) telefónico le dijo: “Es que un güey pateo a Superman”. Lo de güey te lo paso, no iba a esperar que supiera mi nombre, pero ¿pateó a Superman?, si lo hubiera hecho, me habría mandado de regreso a Kriptón. Simulé una patada para ahuyentar al can. Un can cuyo pedigrí seguramente ha de ser de 3 amperes.

El individuo siguió hablando con una pareja sobre las bondades del medio artístico, y sus múltiples contactos en tal o cual disquera.

Yo, por mi parte decidí, que si para tener esos contactos hay que ser mamila, gustar de el chorizo/longaniza y sus similares, sentirse más que los taqueros, tener un perro corriente llamado Superman, y que aparte hay que rascarse las bolas cada 30 segundos: prefiero dejar el medio artístico.