viernes, diciembre 2

Que tiempos aquellos

Querétaro estuvo regido por el astro de la ñoñez. Era el mejor promedio de la secundaria, participaba activamente en las representaciones académicas estatales de física, química, biología y matemáticas, era miembro del club de conversación de inglés, maestro sustituto de primaria, vigilante del grupo cuando salían los profesores, tutor de matemáticas, seleccionado del equipo “menor” de básquetbol, actor principal del taller de teatro, miembro del equipo de tumbling y el consentido de todos los profesores de la secundaria, y del director del Instituto Marciano Tinajero y Estrada (Salesiano). Eso de 7 a.m. a 3:30 p.m.

Después de las 4 p.m. era estudiante de francés (eterno enamorado de la maestra de 28 años), jugador callejero de fútbol, destructor de fuentes, ciclista empedernido, uno de los cabecillas de mi grupo de amigos, uno de los más buscados por los vigilantes del conjunto de departamentos donde vivía; y el mejor amigo de las niñas (eso no se me ha quitado por más que lo intento).

Corría el verano del 96, mi vida en Querétaro acababa de terminar, yo ya estaba inscrito de regreso a la prepa en Poza Rica. Llegué justo a la época de los 15 años, donde todos los jóvenes de entre 14 y 16 se visten de traje. Y ahí empezó la rebeldía.

Todos iban de traje a las fiestas… todos menos yo. A los 15 años de mi hermana, que fueron en el antro, llegué en unos pants grises. La moda de los trajecitos no estaba hecha para mi.

La siguiente rudeza fue cuando empezamos a jugar Hockey sobre ruedas en el Depo(rtivo). Siempre íbamos al Depo, ya sea a nadar, a caminar, a platicar, a ligar, a ver los partidos de americano, a pelearnos, a comer, a perder el tiempo, a ligar o simplemente a fajar.

Tal vez no éramos los mejores jugadores, pero nuestras amigas nos iban a ver una vez a la semana, y nosotros jugábamos casi todos los días. Era típico ver a las novias de algunos vitoreando los goles o jugadas. Algunos usaban el medio tiempo para cortar a su novia y otros usaban el final del partido para consolar un corazón roto. Yo no fui por mucho el mejor jugador, pero recuerdo que tenía una fan que me iba a ver y se quedaba dormida en las gradas.

La maldad empezaba a hacer efecto en mi, ya todos mis amigos fumaban, ya todos mis amigos tomaban, y la gran mayoría tenían una arracada. Recuerdo que le suplicaba a mi mamá me diera permiso de ponerme una arracada, y ella nunca accedió. Tuve que comprar una arracada, romperle la parte que introduces en tu oreja, y usarla como si fuera de presión.

Ya éramos unos jóvenes rudos; aunque nuestras mamás nos llevaban a las fiestas y pasaban por nosotros a las 2:30 a.m. Escuchábamos y cantábamos canciones como “Tres Delincuentes”, “Chaco”, “Abarajame”, entre otras. Teníamos amigas con derechos, uno que otro usaba sus encantos en la rueda de la fortuna, a alguno le pedían clases para aprender a besar, y yo tenía un amor platónico.

Recuerdo haber intentado preguntarle si quería ser mi novia más de 50 veces. Toda la escuela sabía que me encantaba esa niña, y lo peor era que hasta la niña lo sabía; pero aún así, nunca tuve el valor para proponérselo.

Hoy recuerdo esas épocas: cuando cantábamos canciones con groserías, dábamos nuestros primeros besos en las fiestas, nos agandallaban las niñas mayores, teníamos fans que se quedaban dormidas, sacábamos a las niñas a bailar en pareja, bailábamos todas las noches con la misma niña y no nos imaginábamos que esa niña sentía algo por nosotros, nos enamorábamos de las hermanas de nuestros amigos, habían niñas inalcanzables, las reinas de belleza eran tus amigas con derechos y nos volvimos parte del selecto grupo de “los populares”.

5 Comments:

At 10:46 a.m., Blogger homero said...

En ese caso, la maldad de todos se origina ahí, sin embargo yo creo que con la maldad naces, solo la desarrollas despues, en cierto momento de tu vida, la mayoría quizá, en esa edad.

Pero vamos, no es maldad lo que dices que comenzaste, es la típica rebeldia de adolescente.

En fin, es verdad lo de la epoca de Querétaro, no recordaba tantos detalles! Jejeje...

Saludos Don Quack, y es bueno recordar, pero, que será que Toño te contagió los recuerdos? Ambos postearon casi de la misma época.

 
At 11:56 a.m., Anonymous Anónimo said...

jajajajaja que tiempos aquellos en el depo!! recuerdo que yo tambien tenia mucha maldad corriendo por mis venas, porque fui a escribir en todos los kioskos mi nombre con corrector!! jajaja y me sentia como toda una delincuente. ay dios!!! y en cuanto a las arracadas, no manches yo le regale a chin su primer arracada y nube a elias!!! jajaja
Realmente me vinieron a la mente muchisimos recuerdos.
Extraño la secundariaaa!!

 
At 4:08 p.m., Blogger homero said...

La arracada...mejor conocida como "el arete", osea, cuando uno como hombre se pone arete, se le llama arracada...si no? Es por eso. Muy malote por tener arracada? Tambien los puñales la usan y son muy malotes? O hay alguno que otro pendengue que se creé muy malote y chingón por traer una y a la hora no son mas que unos blandengues.

 
At 4:10 p.m., Blogger homero said...

Hey Germán, pero recuerda que el "Salesviano" era de puros hombres...gays.

Por eso eras el "consentido" de todos, vaya Dios a saber que favores había que hacer.

 
At 9:13 p.m., Blogger Tonio Corona said...

que wey? te puso a recordar viejos tiempos mi post??
oye wey... la "seleccion menor" de basket... era de weyes chaparros? jeje
buenos tiempos aquellos... definitivamente los anios alrededor de los 15 son de los mejores...
mmmm maldita sea la mariquera que nos impidio llegarles a las ninias que nos gustaron cuando estabamos mocosos y weyes...

 

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