Finde
Hay tantas cosas que quiero gritar por aquí; y tantos lectores, que a veces he pensado en simplemente dejar guardados mis textos de Word, pero hay un Quack medio chismoso que quiere hacer a todos participes de mis aventuras.
Doné sangre el sábado, a una persona que no tengo el gusto de conocer, y por la simple razón de que estaría cerca del hospital: estimado Señor Destino, anóteme unos puntos adicionales de Karma a favor. Me divertí como enano en el hospital, hacer buenas acciones de verdad te llena. La enfermera me lastimó un poco, y por eso no pude ir a jugar boliche el sábado. Y hasta recibí un mensaje de: “pues que abuelo eres”, pero la verdad no hubiera podido llegar ni a 70 puntos con el brazo así. Lo siento, mi alter ego competitivo no puede llegar sabiendo que va a perder.
Por alguna razón este fin de semana hubo muchas situaciones, remembranzas, pláticas casuales y películas con alusiones a Kundera; creo que algo me quiere decir que ponga en stand by el libro que estoy leyendo y lea algo de este autor. Leí alguna vez “La insoportable levedad del ser” y si me preguntan creo que solo por el título leería: “El libro de los amores ridículos”.
Hoy saliendo de un restaurante vi a una amiga de la universidad y me acerqué a saludarla, mi acompañante estiró su mano; tomo la mía y me jaló mientras seguía caminando, haciendo imposible siquiera detenerme a saludar correctamente. Me celó, creo que nunca me había sucedido y la niña es literal una niña de 4 años.
Necesito playa, U-R-G-E-N-T-E-M-E-N-T-E. Ya tengo listo el libro del viaje.
Doné sangre el sábado, a una persona que no tengo el gusto de conocer, y por la simple razón de que estaría cerca del hospital: estimado Señor Destino, anóteme unos puntos adicionales de Karma a favor. Me divertí como enano en el hospital, hacer buenas acciones de verdad te llena. La enfermera me lastimó un poco, y por eso no pude ir a jugar boliche el sábado. Y hasta recibí un mensaje de: “pues que abuelo eres”, pero la verdad no hubiera podido llegar ni a 70 puntos con el brazo así. Lo siento, mi alter ego competitivo no puede llegar sabiendo que va a perder.
Por alguna razón este fin de semana hubo muchas situaciones, remembranzas, pláticas casuales y películas con alusiones a Kundera; creo que algo me quiere decir que ponga en stand by el libro que estoy leyendo y lea algo de este autor. Leí alguna vez “La insoportable levedad del ser” y si me preguntan creo que solo por el título leería: “El libro de los amores ridículos”.
Hoy saliendo de un restaurante vi a una amiga de la universidad y me acerqué a saludarla, mi acompañante estiró su mano; tomo la mía y me jaló mientras seguía caminando, haciendo imposible siquiera detenerme a saludar correctamente. Me celó, creo que nunca me había sucedido y la niña es literal una niña de 4 años.
Necesito playa, U-R-G-E-N-T-E-M-E-N-T-E. Ya tengo listo el libro del viaje.
3 Comments:
Gracias a Facebook me acabo de enterar que seguías escribiendo...
Ya estás anotado en mis RSS nuevamente.
Un abrazo, monsieur
Si échale un ojo a El libro de los amores ridículos, está mucho mejor que la levedad del ser y además se entiende más, esas traducciones a veces matan medio libro.
Me gusta cuando me cuentan las cosas simples del mundo.
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