viernes, enero 27

Y soy rebelde(8)

No es posible, estoy en la oficina, piso 8 y hay fiestas infantiles a ambos lados del edificio. Y lo peor es que una fiesta pelea con la otra para ver quien canta más fuerte, con más gritos desgarradores y con menos chiste la canción de Rebelde.

Aquí las fiestas no son… digamos… convencionales. A menos de que en sus fiestas infantiles hayan tenido inflables de 2 metros de altura, Tatiana estuviera cantando y uno de los Hermanos Vázquez estuviera dejando que tus amiguitos toquen su tigre.

Pasa en TNT y pasa frente a mis incrédulos ojitos.

Mamá: creo que tus caracterizaciones de Cepillín han quedado en el pasado. tqm

cinco extraños hábitos propios

Cuando leí el título pensé: “ojalá y nadie me pase este meme a mi”. Demonios, la necesidad de quemarnos en público es una de las constantes más afianzadas en los blogs. No, no me obligaron a contestarlo por triplicado, ni me llegó un fax a la oficina y nadie me dejó un mensajito de: "Has sido elegido(a) para hablarme de tus malos hábitos". Digamos que como en la misa, sólamente me pasaron el cesto de las limosnas en silencio.

Les dejo mis cinco hábitos más extraños:
1.
No puedo orinar en los mingitorios de los baños. Llámenme como quieran, pero nunca me verán haciendo pipí en un aparato de estos, no se a quien se le ocurrió que era normal que la gente hiciera sus necesidades no solamente en público, sino que además de manera colectiva. A ver, por qué nunca hemos visto un baño con las tazas acomodadas en círculo y sin divisiones.

2.
Pasos para ir al baño según Quack:
Paso 1: Lavarse las manos.
Paso 2: Con el pie jalarle al baño. (no me importan las opiniones de los ambientalistas sobre el cuidado del agua, no queremos sorpresas)
Paso 3: Con el pie (zapato puesto) levante la tapa del escusado (1 o las 2, según sea la necesidad).
Paso 4: coloque un pedazo considerable de papel higiénico dentro de la taza que cubra al menos el 60% del agua.
Paso 5: Haga sus necesidades (si se limpia o no, ese ya es problema suyo, de la chacha que lava la ropa o de su mamá).
Paso 6: Con el pie jálele al baño y bajé la(s) tapa(s).
Paso 7: Lavarse las manos.
Paso 8: Con la mano cubierta con la manga del sweater/chamarra/camisa o la playera abra la puerta y siga disfrutando de su vida.

3.
No importa que yo mismo haya visto los seguros del auto bajar, he de apretar el botón de “Cerrar seguros”, hasta que la camioneta emita un sonido característico, que de seguro en algún planeta significa: “YA ME CERRASTE IDIOTA”.

4.
Invariablemente, no importa que tenga prisa, que no la tenga, que haga frío, que esté lloviendo, que haga un calor de la fruta, siempre he de bajarme en la gasolinera aunque no ayude en nada al despachador.

5.
Siempre que voy en carretera y rebaso un camión de pasajeros, tengo que mover el coche, el espejo lateral o el retrovisor para leer el destino. No se por que lo hago, ya que seguramente es información que es borrada durante los siguientes 30 segundos.

Y a los que dejamos encantados, para que contesten sus cinco extraños hábitos propios son:

Tonio
Gil
Alice
Kikewaa
Pumpkin Patch

miércoles, enero 25

Química para novatos

Hoy llamó un abogado, y solicitó hablar con mi jefe, “Lic., no se como explicárselo, pero no hay química entre el Lic. Quack y yo, por esa razón preferiría ver los temas con usted”.

Ahora resulta que tengo que agradarle a los proveedores, aún cuando quieran opinar de temas en los que no saben ni un carajo.

La ofensiva de él fue que me obligó a ir a la Notaría a firmar.

La contraofensiva fue que no pude traer la factura a la empresa, así que le pagarán 2 semanas después, y eso si le autorizo el pago.

Total, ya tengo el documento en mi poder.

martes, enero 17

Stupid Cupid

Lo se, porque la asesina se confesó frente al monitor en una ventana del MSN; ella alega defensa propia, pero falta que los peritos de C.S.I. nos confirmen la veracidad de sus palabras. Seguramente el buen Cupidín estaba a punto de disparar su arco contra ella cuando PUM!, acabó con la vida de un certero disparo en la frente, ella es rápida con el revolver.

Esto nos enseña que no todos andan por la vida en busca de tener una relación (llámese seria o no), a veces las personas no necesitan a un ente(ok, sonó manchado), un cabrón (wey, no seas culero), bueno, necesitan a otra persona para que les diga lo maravilloso que es pasar el tiempo con ella, o lo sexy que miran, o lo increíble que se ve por las mañanas, es más, ¿quien en su vida necesita que le digan que tiene una sonrisa de comercial de Colgate?.

Cuando nos cae el veinte (inserte aquí el sonido de una caja registradora), después de detalladamente escuchar a una mujer, ella nos dice que es lo que realmente necesita. Las hay que quieren un hombre que las apoye, y se comprensivo, cariñoso, etc. Pero ojo, no todas quieren lo mismo, Yo conozco a alguna por ahí que solo le pide a la vida una cobija con orejas.

Ahora explicaremos Cobija con Orejas; aquí cualquier hombre podría creer que tenemos que pensar como artistas literarios, antropólogos y eruditos de la lengua, semántica, símiles, símbolos y demás para poder entender ese requerimiento tan simple. Pero la verdad es que ellas quieren una persona que les de calor, y ojo, no piensen solo en sexo, ¿a poco ustedes se tiran a sus cobijas pinches cerdos?, no verdad. La cobija implica calor en una noche de frío en Cuajimalpa, sentir sus piernas cubiertas en una tarde de películas en la Del Valle, el apapacho reconfortante que todos queremos al llegar de la oficina/escuela/calle/antro/etc., o lo que te genera el sentimiento de quererse quedar 10 minutos más en la cama por las mañanas.

Hasta aquí hemos descifrado la mitad, faltan las orejas; pero para qué se preguntarán ustedes, algún creerán que ellas quieren alguien con quien platicar, pero no, para eso hubieran pedido cerebro y boca, ellas solamente quieren ser escuchadas, 8 de cada 10 mujeres son especialistas en la retórica, las otras 2 seguramente tendrán otras artes mágicas, pero la retórica es su fuerte, y no solo me refiero a la oratoria, es su extenso significado, habría que agregar el P.H. D. que las mujeres tienen en creación o colocación de preguntas retóricas en una conversación.

Al cliente lo que pida, si ella no quiere novio, wey, no te esfuerces en serlo, lo único que vas a lograr es desgastar la “amistad” y desgastarte tú; si ella sólo quiere salir, aplícate en salir, ya después veremos en que te puedes convertir; pero si ella quiere una cobija con orejas… solamente abrázala y escúchala, que es lo único que quiere.

lunes, enero 9

Pendejadas varias

Lo siento, al parecer no me he dado mi tiempo de escribir un buen post, y no porque no haya tela de donde cortar, sino por falta de tiempo. Resulta que ahora me han puesto a trabajar más de lo debido, y no había logrado hacer un poco de tiempo para escribir un post. Aunque he mandando alguna conversación que tuve con una niña Dark a www.conversacionesajenas.com y he dejado comentarios en los blogs de mis amigos, para que sepan que aunque no escriba… sigo vivo.

Primero…

Cuando tenía 9 años, fui con mis papás a comer a Tamiahua, y no había estacionamiento frente al restaurante, así que mi papá estacionó la camioneta a la vuelta. Imaginen la escena de la familia bajando de la Suburban, mamá y papá al frente con Milton, Laura detrás y yo me detuve a bajar una pelota. Mi papá escucha la última puerta cerrar y pone los seguros con el control remoto. Dan la vuelta a la esquina y entran al restaurante, 5 minutos después mis papás empiezan a preguntarse dónde estará su pequeño hijo.

Un rato después un peatón se detiene en el restaurante y pregunta quien de los presentes tenía una camioneta blanca, mi papá responde que él tiene una, a lo que el peatón salvador contesta: “pues fíjese que un niño está llorando a un costado de su camioneta”.

Mi papá tranquilamente se levantó, fue a la esquina desde donde me veía y me solicitó ir a su lado. Yo no contestaba, lagrimas corrían por mis mejillas, hacía gestos y ademanes para llamarlo. Él lentamente fue acercándose a mi encuentro.

Cuando estaba a pocos metros se dio cuenta de lo que sucedía: tenía mi mano atrapada contra la puerta. Obviamente me preguntó que porqué no había abierto la puerta, a lo que contesté que tenía seguro. Está demás decir que en cuanto liberaron mi mano comenzó el martirio, ya no sollozaba tranquilamente, mis llantos eran tan fuertes, que mi mamá salió del restaurante. Nadie regresó al restaurante, me llevaron al hospital creyendo que mi llanto exagerado era producto de una o varias fracturas en mi pequeña manita.

El doctor confirmó las sospechas de mi madre, no había fractura, solo tenía mis deditos hinchados y un poco morados, pero no era nada de cuidado. Yo seguía llorando aún cuando había escuchado al doctor que no tenía nada, el dolor había sido mucho.

Ya explicado esto, les confieso que hace unos días volví a cometer la idiotez de olvidar mi pulgar dentro de la camioneta… y lloré (obviamente no fue a moco tendido, pero si me salieron 1 ó 2 lagrimitas).

Segundo…

En definitiva, soy una persona tan empática, que el respeto me lo pierden antes de que la otra persona se de cuenta. Los ejemplos son varios, en un día me pueden decir: “Hola menso”, “Hey pendejo fíjate que…”, “Eres un baboso, buenos días”, ad infinitum. Una vez, a la hora de la comida, la señora de la limpieza de la oficina irrumpió una conversación para decir: “No, si Quack siempre se la come toda”, obviamente no se dio cuenta del grado de albur que se estaba aventando, pero todos los presentes lo han usado en mi contra desde ese día.

Una amiga me dijo que debía pensar ya en un cambio de amistades, pero hey, me voy a quedar sin amigos.

Ok, tal vez esa parte no sea relevante, a menos que ya te hayas dado cuenta que no me respetas.

Tercero (favor de leerlo sin albur)…


Fui al Starbucks y pedí un Vainilla Capuchino Venti, pagué los exorbitantes $38 pesos y me dijo la señorita que estaba caliente al entregármelo, por esa razón no bebí y me esperé hasta llegar a la oficina. Ya en ella le di el primer sorbo para darme cuenta que habían olvidado mi shot de café. Léase, pagué $38 pesotes por leche caliente.

Eso sería suficiente de anécdota, pero recuerden que no tolero la leche sola, así que agréguenle que a mitad de la oficina le di el primer sorbo, mimo que no duró más de medio segundo en mi boca. A mi cuerpo le valió la etiqueta laboral y escupió la leche.

miércoles, enero 4

La foto

martes, enero 3

Pozarriqueando ando (¿o andaba? ¿o anduve?)

Si, ella duerme la siesta después de un largo y cansado viaje, carga con su cámara hasta para ir al antro, y no está de más confesarles que le toma fotos hasta al techo (ojo, no estábamos en la Capilla Sextina, o un edificio islámico con arcos polilobulados, domos o entrepisos).

Lulú Marina pozarriqueo, digamos que en el estilo socialité del Rancho.

La encontré por primera vez en la calle dispuesta a dar su primera caminata por Poza Rica de Hidalgo, Veracruz; ella iba con su familia dispuesta a ingerir algún manjar exótico de la región. Mas tarde me explicaría que le gusta eso de comer cucarachas. Realmente no creo que nadie tenga un paladar TAN dispuesto a probar distintos sabores en un viaje.

La puntualidad ante todo, fui yo el que llegó unos minutos tarde para hacerles el tour: “Conociendo el Rancho en 15 minutos”.

Destino 1: La 20 sightseeing, paseo por la calle con más movimiento nocturno de la ciudad, durante sus 12 cuadras de extensión les fui presentando los lugares in, los out, los puntos de reunión de los jóvenes, adultos, fresas, nacos y demás.

Destino 2: El cerro del Abuelo, que mejor que una vista de todos los foquitos del Rancho y sus quemadores.

Destino 3: La Botica (si, era lunes y era el único antro abierto), como las grandes, Lulú Marina hizo que la cadena se abriera delante de ella (solo segundos después de haber llegado) y se dispuso a pagar el exorbitante cover.

¿Chelas?... pues chelas; así llegaron 2 cubetas, uno que otro tequilita y cubas. La noche era recordando los 90’s, así que no hubo canción que no pudieran tararear, cantar o bailar. Creo que más tardó el mesero en traer la primera cubeta que Lulú Marina en hacer un complejo scanning por el antro para seleccionar el “amigo” que le debería presentar.

Que triste, me di cuenta que a ella le gustan los galanes de descuento, “TODO A 1.50 (metros)”. Ni hablar, preferimos seguir la fiesta en Petit Comité.

Salimos directo a comprar unas chelitas por aquello de continuar la fiesta en el Hotel.

La segunda salida fue de más socialité, ya no iban sus prim@s, y solo salimos Lulú Marina, su hermano y yo. Primero fuimos por unas chelas a Crudalia, después, Lulú Maria demostró sus dotes de diva y paró el tráfico para que su hermano y yo pudiéramos con miedo cruzar cual rancheros. 3 esquites de diferentes tamaños, para danos cuenta que la señorita cuida su esbelta figura, ella lo pidió pequeño y natural.

Después de dar su Rol por una de las fiestas de la ciudad, y por los lugares por donde después serían fiestas, caímos a un pequeño lugar para continuar con la fiesta. Light, por al día siguiente salían a carretera, y no se nos fueran a marear los turistas. No quisieron ir a la fiesta de la socialité en un rancho, porque se iban a manchar las zapatillas de la señorita (no, no es cierto, pero ese pretexto suena más creíble que lo de dormir temprano).

Como era de esperarse, 2 que 3 personas me preguntaron por la niña con la que me habían visto, obvio no les podía decir que era toda un celebridad del medio, así que solamente me limité a contestar que era una amiga del DF.

En estos días aprendí que $360 por una botella de Bacardí Blanco es muy poco (en un antro); que cuando nada te distrae, le puedes tomar fotos al techo; que mis amigas de Poza ni se inmutan cuando no les tomo la foto a ellas; que a mis amigas les gusta quitarme mi esquite; que tengo demasiadas historias cagadas, que a la gente le gusta reírse conmigo, pero prefieren reírse de mi; que los mensajes se deben de contestar desde la regadera; que las Divas pueden tardarse horas en arreglarse o solamente 10 minutos, que decir: “servicio al cuarto” no es broma (la gente tiene hambre); que llegar tarde al cine es el pretexto más usado para armar un pancho; que después de un pancho, pueden haber varios seguidos (y salen con más facilidad que el primero).

lunes, enero 2

Lo perdí en una peda

Tengo tanto que contar, tantos sentimientos reprimidos, que cada que abro un nuevo documento de Word… se abalanzan a mis manos y no me dejan hacer un texto coherente.

Lo único que si logro escribir es que por fin salieron lagrimas de mis ojos por la muerte de mi abuelito, no es que en ese momento no me haya dolido, sino al contrario. Al parecer había bloqueado el momento. Fue bastante grato soñarlo y despertar llorando. Incluso escribiendo estas palabras un puñado de lágrimas se acumulan y no logran salir, se esboza una sonrisa en mi boca y dejo salir una de ellas.

Confesable ya en este momento es que regularmente guardo mis sentimientos para mi (partiendo de mi estúpido supuesto de que son míos y me los quedo yo). Yo se, muchos loqueros dicen que no es sano; pero imagínenme deambulando por la vida llorando cada vez que algo me duela.

Creo que esto lo desencadenó la melancolía que me trajo la cena navideña, extraño las cenas en casa con Mamá y Papá, abriendo los regalos y comiendo pastel de chocolate, prendiendo los cohetes y haciendo llamadas a los amigos. Extraño a Mamá llevándonos después de la cena al antro para ver a los amigos, y regresar a veces caminando a la casa.

Extraño los 31’s en Tequisquiapan, corriendo por la champaña, preparando la cena, tipeando la letra de las canciones que cantaríamos, preparándonos para la cena desde la alberca y cenando en pants… Porque en Tequisquiapan… CADA QUIEN HACE LO QUE QUIERE.

Tal vez fue el hecho de haber querido recibir el año nuevo en el baño, y que terminara de bañarme y me diera cuenta que me faltaron 5 minutos.

Creo que perdí el mood navideño en un peda.