Live from Cuerna

Sólo, en una habitación de 5x5, mi ropa acomodada en un ropero, el “frigobar” lleno de comida para calentar y yo sin Micro, el lavamanos atascado de artículos de higiene personal (peine, gel, hisopos, tratamiento para pelo, perfume, crema de afeitar, after sabe, crema, pasta de dientes, jabón, y mi cepillo eléctrico de dientes), el baño inmaculado y todos los trastes limpios.

El orden llego a mi vida con dedicatoria al estilo trasnacional; si mi abuela viera este cuarto se le llenarían los ojos de lágrimas y me caería a palos, cómo es posible que aquí el orden sea tan necesario y latente, cuando en México no lo es.

La alberca sigue sin usarse, y no por falta de tiempo, el ánimo no esta como para pasar una hora haciendo “nada” en la alberca.

En este momento, la motivación de la nueva chamba es directamente proporcional a la complejidad de las actividades y a la magnitud de importancia de los datos revelados. Como dijo Arquímides: “Dame un punto de apoyo y moveré la Tierra”, encontré ese plus que hace que nuestros papás vayan día con día a su trabajo sin chistar por las mañanas.

Me dio gusto encontrar a personas de mi pasado, que me recibieron con un: “Niño, qué haces aquí, no te veo desde la fiesta de la “Chakis” y tu peda en el Arroyo”. Respiro tranquilizador, y sonrisa de alivio.

Si hay algo que me gusta es aprender, y lo primero que voy a tener que cambiar es mi “refinado” lenguaje financiero, por el slang que usan aquí. ¿Juntas de “es-an-ou-pi” (a.k.a. S&OP)? Yo les paso los “pi-an-els”, los “bi-sis”, y así hasta las nauseas, pero llamar a todo por sus siglas cuando yo voy llegando, me pone los pelos de punta, porque hay pendejadas que no entiendo porque tienen que decirlo todo con el slang y acento adecuado –al que obviamente todavía no estoy acostumbrado-.

Y así, sin MSN, sin mails, ni internet, los próximos meses voy a tener que asimilar que solo puedo chatear fuera del horario laboral… pero les digo algo… vale la pena.