Inmigrante ilegal

Si hay algo que saben que tiene de mi es lealtad, nunca lo han puesto en duda, y saben que confían en mi para lo que se, y que a pesar de todo siempre voy a estar ahí para ellos.

En mi primer chamba me perdonaron muchas cosas; mis consecutivas llegadas tarde, mis salidas de los jueves al café, mis faltas injustificadas que se justificaban con la frase “ando pedo” (no, no estaba pedo, solamente tenía hueva), y mis viajes que se prolongaban uno o dos días.

Con el tiempo fui cambiando (un poco), me usaban para regañar, para corregir, para supervisar, para ·ayudar, para cuidar; y cuando mi jefe salía, para sustituirlo. Las personas con niveles superiores a mi sabían que yo era el soporte para sus actividades, mis ideas ayudaron unas veces, y otras fueron motivos de risas que ni yo entendí (eso de la arquitectura no siempre se me da).

Hoy pienso en ellos y me da pena, un extraño sentimiento cubre mi corazón, es como cortar a una novia que te ama… y que tú, simplemente dejaste de amarla. Debiste decirle a ella los problemas que se te presentaban para reforzar la relación, pero no sabes en que momento dejaste de interesarte en ella. Hoy simplemente la tienes que cortar porque te enamoraste de otra.

Mi jefe me ve después de un mes de supervisión foránea, se alegra de que esté cerca para preguntar sus múltiples dudas, se que sonríe por tenerme cerca otra vez. Nunca me he considerado indispensable, pero se que su estrés disminuye cuando los dos enfrentamos el día a día corporativo desde la misma trinchera.

Entro a su oficina y lo primero que me dice es “qué bueno que ya estas aquí otra vez, te has dejado extrañar…” Siempre ha podido hacerme enojar en un segundo, pero intenta ser cortés, sabe que hay cosas que no me puede pedir, aunque su corazón y sus subalternos le pidan a gritos que yo trabaje los sábados. Es el pretexto que me hace falta y él, lo esconde en la bolsa de su camisa.

Debe ser ilegal, emigrar de un lugar donde te aprecian tanto.

Mi cuerpo sale de su oficina y regresa a la mía… intento fallido número 4.

Este lunes lo tengo que hacer, necesito renunciar con urgencia.