Gracias Tlaloc

Hoy esta lloviendo a cántaros en el D.F., específicamente en la zona de las Lomas. Razón por la cual decidí quedarme un momento más en la oficina.

Soy fan de una tarde nublada, llena de torrenciales (o no torrenciales) lluvias. Me relaja de una manera que no podría expresarles. Es más, prefiero una lluvia sobre mi espalda mientras estoy recostado en algún camastro cerca de una alberca, o en la arena, que una masaje en el Misión del Sol.

Bueno, pero el tema del post no es si prefiero que me llueva a un masaje, el punto es que la lluvia me recordó que no soy un mexicanito cualquiera; y ahora les explicaré el porqué.

A los mexicanos no les fascina salir cuando esta lloviendo, es más, hacen todo lo posible por no salir. En mi rancho dicen que la lluvia es espantapendejos. Y a mi me encanta, ir al cine en un día lluvioso, o al boliche, pero el mexicano promedio tiene una aberración natural a la lluvia.

La lluvia tiene un poder sobre aquellos que se encuentran en la calle manejando, y los vuelve hidropendejos; esto es, sin ánimos de ofender, una cualidad que muchos mexicanos tienen. Llueve y manejan a 20 km/hr (si, yo entiendo que hay que tener precaución con las llantas mojadas, ¿pero a 20 km/hr? nomechinguen). Además, está comprobado que los accidentes de tráfico se incrementan con las lluvias (una razón más de miedo para los del mexicanitos no salgan de sus casas). A mi me vale madres, es más, las veces que he tenido accidentes automovilísticos ha sido con el pavimento seco, y un cielo despejado.

¿Por qué sigo en mi oficina?; fácil, desde aquí se ve atascado el Alencastre y me imagino que ya algún hidropendejo tuvo a bien hacer algún movimiento brusco con el volante y con eso hacer una demostración de sus habilidades motrices. Se que hubo un accidente porque hay un cohe rojo que no se ha movido y el conductor se esta estirando despues de una larga espera (mínimo 20 minutos).

Que rico es ver ver llover y a los mexicanitos manejar en el tráfico mientras yo, escribo un post sobre ellos.