A la madre (en cualquier connotación)

Desde 1922 se celebra en México el Día de las madres en México, y el día 10 de mayo de 2005 (martes, mañana o dentro de 6 horas) va a ser el número 23 que celebro, y el número 24 que celebra mi mamá (como festejada). Por eso y en su honor he dedicado el siguiente post.

Seguramente los más felices son Hallmark (famosa compañía de tarjetas) y los horticultores de nuestro país, e inclusive yo supongo que Burundis, así como el Restaurante Arroyo se llevan una buena tajada de la derrama anual del día de las madres.

Imaginen que los más de 20 millones de mexicanitos que viven en el DF salen ese día a comer y festejar a sus madrecitas, y suponiendo que la mayoría de las familias tienen 4 miembros, estamos hablando de alrededor de 5 millones de familias festejando, ahora supongamos que el 40% de esas familias tiene no solo un auto, estaríamos diciendo que el día de mañana van a haber 1.6 millones de coches circulando (desconté un porcentaje que supongo no va a circular, a menos que mañana digan que si circularán todos los coches y el número va a ser mucho mayor). Total que todo el mundo va a salir a congestionar nuestras calles, restaurantes, y demás lugares a donde las madres acostumbren festejar. Y yo tendré que vivir con ese tráfico para llegar a mi casita.

Pero el chiste no es sufrir o no el tráfico del 10 de mayo, el chiste es demostrarle a tu mamá (aunque sea una vez al año) que realmente estás agradecido no solo por el hecho de haberte traído al mundo, realmente hay que agradecerle:

Que te cambió el pañal mínimo 3 veces al día (dependiendo de tu organismo) durante un buen número de años (en mi caso no se cuando dejé de usar el pañal); para que el resto de la gente no te llamaran el día de hoy “chamaco apestoso”.
Qué te limpio tu boquita todas y cada una de las veces que se te ocurrió pedir una paleta ya sea de caramelo o hielo.
Que se desvelo porque eras un cabroncito que no se dormía a la hora indicada (a veces) y que además se te ocurría despertarte a cualquier hora de la madrugada para que te dieran el biberón, o un chupón, o simplemente porque eras un “chamaco jodón”.
Que resistió sin un solo paro cardiaco después de que pegabas el grito de tu vida por haberte tropezado, o por simplemente haber soltado tu dulce (nótese que en mi caso si me di cada golpe que realmente valieron la pena todos y cada uno de esos golpes).
Que la hiciste enojar cada que llegabas con malas calificaciones o que la mandaban a llamar tus profesores por haberte portado mal.
Que seguramente desesperaste por haber hablado mal en algún momento, o por no aprender algo relativamente fácil en poco tiempo, o por el número de veces que te tuvo que repetir que debías de pintar en las hojas que te daba, y no en el piso, paredes, cristales del coche o mesa)
Que tuvo que aguantarse las 20 mil veces que quisiste ver la misma película (Aladdin en mi caso y La leche cortada en el de Milton) o que cantaste una y otra vez la misma canción, hasta que perdío el chiste para ella.
Que tuvo que pagar por esos vidrios, platos, juegos de ajedrez de crital de Liverpool y parabrisas que se te ocurria romper mientras jugabas.
Que la cansaste cuando te llevó a Reino Aventura, Divertido, La Feria, Epcot Center, Disney World,Sea World y el Centro Espacial de Cabo Cañaveral; y te tuvo que subir a todos los juegos en los que te podías subir, y además la pobre tuvo que negociar con los operadores para que te dieran chance en los que no pasabas por la altura o la edad (ya que tú; seguramente te pusiste a llorar).

En fin, por todas esas cositas y por habernos comprado ese juguete el día que no estaba de humor para ponerse difícil.

Gracias Mamá!!