sábado, febrero 25

Quoting myself

It’s not broke, nor hidden or lost, it just melt…

viernes, febrero 24

Damn

Qué irónica es la vida, que algo que comenzó con palabras en una servilleta fuera a terminar, con una lágrima en una servilleta.

I've paid all my dues for what i've done

miércoles, febrero 15

Quack según ...

Gracias nena

martes, febrero 14

...

Si hay alguna canción melosa que me hace recordarte desde el principio de nuestra historia, sería esta.
Mi prisión, mi libertad
Mi oscuridad y mi lucero
Mezcla de brisa y tempestad
Así te quiero
Algunas notas sonaban en la radio y yo recordaba que era un 14 de febrero son ti; la noche anterior me había tratado de hacer a la idea que mis múltiples ocupaciones laborales y “políticas” no me permitirían tener contacto de ningún tipo contigo.
Mi pasión, mi corazón
Lluvia de mayo, sol de invierno
Que me estás dando, que tendrás
Tal vez encanto, veneno
Había despertado con la emoción de un niño en navidad corriendo a prender la computadora y ver tu regalo. Nunca una caricatura había sido tan parecida a mi persona; ni las que regularmente pide mi papá en Las Portales.
Mi placer, mi dolor
Mi sensatez y mi locura
Lo has sido todo para mí
Amor violento, ternura
Número ocupado, ya sabía que no podría tener contacto contigo, pero aún así hacía el intento. Que se humecten mis ojos pensando en ti es algo a lo que me estoy acostumbrando poco a poco.

domingo, febrero 12

C.C.

Si, me invitaron por la noche a tomar mojitos, me desvelaron, me hicieron manejar por la ciudad, me llevaron a cenar tacos del Chupacabras a altas horas de la madrugada, y me dejaron dormir hasta las 4:30 a.m. Hasta ese momento yo no tenía un problema, es más, al llegar a mi casa puse el despertador y me dio una noticia impactante: “la alarma sonará en 3 horas y treinta minutos”.

Esa mañana tenía que llevar el desayuno a mis hermanitos, desperté, fui al mercado, manejé por el tráfico y llevé alegría estomacal a un hambriento grupo de individuos insaciables.

Si, se me había hecho un poco tarde, pero la madrugada anterior nos habíamos dado permiso de llegar un poco tarde. Esperaba mi tren para subir y mandé un mensaje colectivo que decía: “estoy abajo, esperando el tren”. Ilusamente creía que me iban a contestar con la exacta ubicación donde podría encontrarlos.

La respuesta no fue el Claustro, ni el salón de los carruajes, ni el baño de Antonieta, ni la cama de Maximiliano. Me contestaron un: “marica, yo subí a pie”. Ni hablar, los iba a tener que buscar por todo el museo.

Llegué a la puerta, compré mi boleto para entrar (me caga entrar gratis a los museos, lo hago como un granito de arena para ayudar). Seguramente si mi vida fuera una película, una canción feliz estaría de fondo mientras me disponía a entrar al Castillo de Chapultepec, pero en ese momento se rayó la canción y la vi.

Era una majadera, esperando, sola, sentada bajo un árbol. Lo primero que salió de mi boca fue un: “y los demás”, seguido de una risa entre fingida y nerviosa. La respuesta era obvia y esperamos.

Mi segundo mensaje ya era reclamando; “Dónde están? Me aplicaron la estudiantil? Un jarocho grita CULEROS desde el Castillo de Chapultepec”.

Seguramente Ruy miró su celular, hizo una mueca y prosiguió con su sábado de manera normal. Él fue el único que había avisado que no se presentaría en esa reunión culturalizadora: claro, tengo que hacer mención que la noche anterior nos plantó.

Para ese momento Salvador había dejado de existir. Seguramente Martha no se encontraba a su lado, y la batería de su Palm se había terminado; razón por la cual se creó un colapso en la continuidad espacio/tiempo y él comenzó a derretirse.

Ricardo seguramente escuchó el timbrar de su celular, el cual confundió con su alarma y apagó su impertinente gadget. Acomodó su almohada y continuó durmiendo.

Con Analú las cosas fueron diferentes; despertó, leyó el mensaje y vía Bluetooth se sincronizaron sus pensamientos y la opción de responder mensajes, Tal vez está de más decirles que su respuesta fue un simple y llano: “MOCOS”; si, era la manera polite de decir “april’s fool” en pleno febrero.

Las respuestas no nos ayudaban, decidimos despertar a Ricardo, el cual dejó sonar 2 veces el celular y nos mandó olímpicamente al buzón. Ningún teléfono tiene la opción de mandar al buzón al segundo timbrazo, razón por la cual seguimos intentándolo, recibiendo el mismo trato, pero desde el primer timbrazo.

Analú marcó a mi cel y explico que Ricardo había quedado en marcarle para despertarla, que si la esperábamos nos caía (por respeto a nosotros mismos, no aceptamos). Eso todos lo hemos aprendido, cuando la hayas cagado; échale la culpa a otra persona que no esté en ese lugar. Es una de las máximas para salir al paso de una situación bochornosa. Los niños dicen “se la comió mi perro”, “mi mamá no metió esa libreta en la mochila”, e inclusive hay quienes le echan la culpa al mismo maestro con el clásico: “no, no dejó ninguna tarea”.

Caminando bajamos de la loma donde está el Castillo; lo hicimos así para descargar esas energías negativas que luchaban por salir en forma de groserías, frases de enojo y planes de venganza (algunos usando motores de SPAM y sicarios colombianos).

Ricardo no podía quedarse atrás después de Analú y mandó un mensaje que decía: “Ya no alcanzo a llegar…”; Ja!, eso lo contestas cuando estas atrapado en una junta, o en el tráfico, pero nunca 2 horas después!!! Y menos si tu fijaste la hora de reunión. Nos llamó ya que íbamos camino a Santa Fe:
“Marica, nos mandabas al buzón”.
“¿Te mandaba al buzón?”.
“Si”.
Aquí esperábamos cualquier respuesta después del MOCOS de Analú, y él contestó “Nooo (imaginen ese NO que sale de sus bocas al enterarse que un conocido tiene una enfermedad terminal, o al enterarse que una de las niñas más guapas de la prepa se declaró lesbiana en una fiesta)”.
Seguramente en el ITAM les enseñan eso en las clases de: “MOCOS: mil y un usos” o “Las bondades de decir NO con asombro” seguramente son optativas, y si las tomas juntas te dan una especialidad.

Sabía que Analú tenía un Ph.D. en manejo de situaciones, pero Ricardo demostró que no se quedaba atrás.

Por eso y muchas cosas más, la Universidad Pontifica de Quack, les otorga a este par de ciudadanos un Doctorado Honoris Causa, ahora, ellos pueden denominarse a si mismos “Culeros Certificados”.

viernes, febrero 3

¿Dónde firmo?

IMSS
Seguro de Gastos Médicos Mayores
Check-Up Médico
Seguro de Vida
Becas de Estudios de Post-grado
Becas de Estudios (hijos)
Fondo de Ahorro
Bono de Despensa
Proveeduría
Caja de Ahorros
Prestamos de Caja de Ahorros
Comedor
Aguinaldo
Prima Vacacional
Utiles Escolares
Centro Deportivo
Vacaciones (21 días desde el primer año)
Flex Time
Día de Descanso Bimestral (Free Day)

Tamagochi

Me la encontré el fin de semana en Perisur, tenía más de 2 años que no sabía nada de ella; recuerdo que alguna vez me preguntaron por ella, pero me limitaba a contestar: estudiando, seguramente.

Si algo teníamos en común eran amigos, lo empáticos, y la sinceridad de nuestras palabras. Nos saludábamos en las clases y de vez en cuando nos encontrábamos en el Mantra, el Hindoo, el Cluv, etc., no éramos los mejores amigos, pero al menos nos saludábamos.

Por azares del destino tuvimos juntos la clase de Valores en México y Latinoamérica; mis clases anteriores de Valores habían sido un completo desastre, si algo no se me daba mucho en esa época, era leer y hacer ensayos. Nos vimos en la puerta del salón, y después de dar una rápida mirada a las caras ubicadas en el interior, nos dimos cuenta que seríamos compañeros de “banca”, la mayoría ingenieros de último semestre con los cuales no habíamos llevado clases antes.

La clase tenía destellos de importancia en algunos temas, otros (como saber las partes de la CURP) eran aburridos. En esa clase hicimos famosa la frase de Homero Simpson: “Me aburro”. Y al profesor se lo hacíamos extensivo con nuestra actitud colectiva.

Salíamos a las 8:30 de la clase de Análisis de Decisiones II y nos íbamos juntos al salón de Valores.

Un día, alguno de los dos llegó con un nudo en el cuello, y el otro le dio masaje al primero. A partir de ese día, comenzamos a usar la clase como si fuera un Spa; por tiempo nos hacíamos masaje ante los incrédulos ojos de nuestro profesor y compañeros. No era nada del otro mundo, simplemente magullar los hombros y el cuello de la contraparte.

A mitad del semestre la perdimos, Sachi prefirió el modelaje y la farándula y siguió su “corto” destino en Televisa.

Me recuerdo platicando con el profesor el último día de clases en el que me dijo: “Si no hubieran sido alumnos tan participativos, los hubiera sacado desde el primer masaje”. Recibí mi 100 y me salí.

Papá me dijo que parecíamos niños chiquitos saludándonos y riéndonos como mensos.