Suele pasar
Es por todos conocidos en la oficina que soy un lépero cuando estamos en las fiestas, comidas o demás eventos de integración, pero hoy exageré.
Hay cosas que me hacen enojar y una de ellas es equivocarme. Hay cosas que me hacen rabiar, y es equivocarme más de 2 veces en lo mismo; pero si hay algo que me hace gritar es equivocarme constantemente en lo mismo, aunque solo me de cuenta yo.
Hoy a los escasos 2 minutos de llegar a la oficina, mi jefe me pidió que revisáramos cierta información que le había enviado el viernes a primera hora porque era “urgente”. Revisamos la información y descubrí un error de suma, o para ser más precisos, la fórmula de excel no hacía referencia a una celda.
Total que a esas horas de la mañana había mucha bulla en la oficina, y de mi lugar de trabajo a la oficina de mi jefe, tengo que atravesar el área de contabilidad y administración, y pasar sobre el taller de diseño.
Salgo de la oficina de mi jefe a corregir la fórmula… imprimo el archivo, me levanto, y entrando a la oficina m doy cuenta de un error de referencia derivado de haber cambiado la celda de lugar. Salgo de la oficina de mi jefe corrijo el archivo por segunda vez, lo imprimo y camino a la oficina de mi jefe. Sin ver la impresión me doy cuenta que seguramente tiene otro error, abro la carpeta y me cercioro. Regreso a mi lugar de trabajo y corrijo el que según yo sería el último error posible, imprimo, llego a la oficina de mi jefe y me salgo corriendo; un error más.
Mi jefe sale de su oficina y me pregunta que pasa; a lo que le contesto, nada, es que no imprimía bien mi impresora (lección uno de trabajo ejecutivo, antes de echar de cabeza a un subalterno o a usted mismo, culpe al mobiliario y equipo). Mi jefe regresa a la oficina, de la manera más rápida corrijo el último error posible, según yo; imprimo y me dirijo a la oficina de mi jefe, a medio camino me doy cuenta que imprimí la hoja de cálculo que no era y si querer 2 palabras salen de mi boca, rompiendo el murmullo de la ofina y notándose por lo menos a 150 metros a la redonda “MALDITA GONORREA”.
Un silencio sepulcral se apropió del Pent House, noté que realmente había profanado la etiqueta verbal de mi oficina. Mi jefe salió de la oficina y dijo: “tomate el tiempo que consideres necesario para revisar el archivo, no queremos que alguna otra infección se haga presente en esta empresa”.
Moraleja: Nunca emplee los primeros 10 minutos del día en hacer cosas que requieran exactitud quirúrgica, algún personaje podría salir herido u ofendido.
3 Comments:
Jajajajajajajajajaja...yo no sé si es verídico o no, pero que no tiene madre tu historia, no tiene madre!!! Me cago en 10!!!
Vientos, Germancito... Cuando sea grande quiero ser como tú. Sé mi maestro por favor. ¡Quiero aprender toooooooooodas tus peladeces!
Excepto la de la gonorrea; esa si se me hizo como de asquito. ¡Fuchi!
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