viernes, abril 21

El segundo día

La pequeña Chiquitrix se preparaba para su segunda clase de natación, ya llevaba todo un día presumiendo que ya nadaba, hacía busitos, pataleaba fuerte, y que le encantaba su nueva tablita (flotadora).

Nosotros, los mayores, no podíamos dejarla ser TAN feliz, y ardiendo de envidia y coraje le dijimos lo que cualquier hermano hubiera dicho en una situación como esa.

Quack: Chiquitrix, ¿sabes lo que hacen en el segundo día de la clase de natación?
Chiquitrix: No (seguramente su cerebro pensó: “nadar imbecil”).
Quack: Ah, pues mira, la clase de natación es un lugar al que los papás llevan a sus hijos para que el maestro los ahogue.
Chiquitrix: No es cierto (risas irónicas de nenita bebe).
Quack: Claro que si, es mas, pregúntale a Toño y a Laura si a ellos los mandaron a clases de natación.
Obviamente Laura y Toño estaban escuchando la conversación que yo tenía con Chiquitrix.
Chiquitrix: Verdad que a ustedes los llevaron a clases de natación.
Laura y Toño: No, claro que no.
Toño: Ahí solo llevan a los niños para que los ahoguen.
Chiquitrix: A que no es cierto.
Quack: Ya ves… oigan, hoy es el segundo día de natación de Chiquitrix.
Toño: ¿En serio?, yo quiero la lámpara de las princesas.
Laura: Yo me quedo con el cuarto de las princesas.
Quack: Yo quiero la almohada.
Mamá de Chiquitrix: Yo me quedo con su papá.

Chiquitrix comenzó a llorar y su mamá tuvo que decirle que todo era una broma.

A Laura le tocó llevarla a su segunda clase, Chiquitrix fue feliz, y pese a que hubo un momento en el que tragó agua, ella sabía que todo era una broma.

Lo se, lo siento… pero ya regresé (creo).

Después de mil historias, las cuales serán contadas poco a poco para no abrumarlos con un MEGA post de regreso. Sobrará comentarles que casi muero intoxicado por unos tacos en Perisur, que me atacó un escorpión mientras hacía mis necesidades fisiológicas (no, no estaba durmiendo), que se rompieron relaciones diplomáticas, que vacacioné y regresé al Via Crucis (aunque se suponía que esas fechas ya habían pasado).

Rescatable y de noticia urgente a mis muy estimados lectores: “Mami, soy tu vaquero(8)”.

¿Poza en semana santa? Equis, pero bien. Ale me acompañó a cenar en algunas ocasiones, Alan se puso fresa y nunca lo vi, Arian (mi sobrino) me orino en la playa mientras yo le hacía su castillo con piscina integrada.

Y claro… fui el promotor de teiboleras para una despedida de soltero. Yo las propuse, yo las pedí, yo las pagué, y yo las acompañé a su taxi. Obviamente el ahora esposo fue el que más disfruto.

Pero lo interesante fue cuando me di cuenta que las tenía que conseguir, y rápidamente llamé a casa de mis hermanos, en donde Milton contestó el teléfono y respondió cuando a media comida le preguntaron ¿qué quería Quack?: “un par de teiboleras lesbianas”.