El segundo día
La pequeña Chiquitrix se preparaba para su segunda clase de natación, ya llevaba todo un día presumiendo que ya nadaba, hacía busitos, pataleaba fuerte, y que le encantaba su nueva tablita (flotadora).
Nosotros, los mayores, no podíamos dejarla ser TAN feliz, y ardiendo de envidia y coraje le dijimos lo que cualquier hermano hubiera dicho en una situación como esa.
Quack: Chiquitrix, ¿sabes lo que hacen en el segundo día de la clase de natación?
Chiquitrix: No (seguramente su cerebro pensó: “nadar imbecil”).
Quack: Ah, pues mira, la clase de natación es un lugar al que los papás llevan a sus hijos para que el maestro los ahogue.
Chiquitrix: No es cierto (risas irónicas de nenita bebe).
Quack: Claro que si, es mas, pregúntale a Toño y a Laura si a ellos los mandaron a clases de natación.
Obviamente Laura y Toño estaban escuchando la conversación que yo tenía con Chiquitrix.
Chiquitrix: Verdad que a ustedes los llevaron a clases de natación.
Laura y Toño: No, claro que no.
Toño: Ahí solo llevan a los niños para que los ahoguen.
Chiquitrix: A que no es cierto.
Quack: Ya ves… oigan, hoy es el segundo día de natación de Chiquitrix.
Toño: ¿En serio?, yo quiero la lámpara de las princesas.
Laura: Yo me quedo con el cuarto de las princesas.
Quack: Yo quiero la almohada.
Mamá de Chiquitrix: Yo me quedo con su papá.
Chiquitrix comenzó a llorar y su mamá tuvo que decirle que todo era una broma.
A Laura le tocó llevarla a su segunda clase, Chiquitrix fue feliz, y pese a que hubo un momento en el que tragó agua, ella sabía que todo era una broma.