miércoles, octubre 5

Endless

Hoy he pasado mis horas laborando “arduamente”, tratando de avanzar lo más que se pueda en la auditoria financiera de un proyecto de la empresa. El proyecto ha tenido más de 27 meses de actividad y muchos ingresos y egresos semanalmente. El número total de filas usadas en Excel es de 6785 (son un chingo de transacciones diferentes que hay que ordenar, priorizar, clasificar, corroborar y validar por 3 personas diferentes y además darle, yo, mi visto bueno). Si no es por una razón, es por otra y termino volviendo a empezar el archivito.

En algún momento del día abrieron las cortinas que están detrás de mi lugar de trabajo, la verdad, mi lo noté. Estuve entrado en la validación del penúltimo mes y no me di cuento del paisaje que me estaba perdiendo. Después de la comida, una señorita que labora conmigo me comentó: "Ya vio licenciado, que bonita se ve la Ciudad el día de hoy desde su lugar de trabajo".

Sin voltear mi cara, lo único que veía era un archivo que no tiene fin, 3 conversaciones de MSN que no había pelado en los últimos 45 minutos, plumas, lápices, memorias USB, mi lista de números importantes, un memo que me dejó mi jefe antes de irse de vacaciones, mi celular, el NEXTEL y un frasco de 350 gr. de Nutella®.Al voltear; la vi, inerte, sobria y distante.

El paisaje me hacía sentir vivo; lejos de La Ciudad®, en un oasis de calma y tranquilidad. Sin el murmullo del viento y solamente el sonido de los aviones que pasan cerca me hacen recordar que estoy en una ciudad de más de 17 millones de habitantes. Olvido los números y disfruto el momento. Tomo la cámara e intento captar el instante de paz. No lo logro. Los verdes de los árboles no los capta la resolución de la cámara. No capta la brisa que entra por la ventana y llena mis pulmones de un aire que si bien no es el más puro, me provee el oxigeno necesario para disfrutarlo. Las ramas se mueven y los escasos pájaros emiten un sonido que si no es primaveral, me recuerdan que no estoy solo.

Mis ojos se nublan y un sentimiento que no recordaba emerge, me siento parte del mundo otra vez. Como me sentí en mi primer viaje solo al detener el auto y caminar por verde musgo de un bosque perdido en una carretera demasiado ruidosa. Todos los vehículos pasaban a más de 80 km/h, no me notaban, estaba ahí, parado, disfrutando al mismo tiempo la soledad y la compañía de mi otro yo, un yo que se pierde seguramente detrás de mi rodilla derecha, un yo que no es materialista, ni capitalista, ni inteligente, ni preocupado, ni astuto, ni perfeccionista.

Es un yo en paz; tranquilo, seguro, indiferente a los demás, apegado a la vida y a si mismo. Es un yo que no conoce el ayer, ni el mañana; solo esta al pendiente de sentir el preciso instante que está transcurriendo.

Así, sin más… disfruté 15 minutos de mi otro yo… que como se muestra en la foto… esta disfrutando el paisaje; mientras yo, trabajo.

2 Comments:

At 6:27 p.m., Blogger homero said...

Que huevotes!!!
Deja tomo fotos de mi ofic q esta de weba
Saludos!

 
At 2:16 p.m., Blogger Tonio Corona said...

jajajaja wey... tu otro yo que no es inteligente ni astuto??? jajaja... creo que ninguno de tus YOs lo son...
y que pex con tu YO que se cree inteligente?? jaja.. saludos

 

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