Volví a salir como antes, te mandé un mensaje… una vez más no hubo respuesta.
Recibí mensajes… y no eras tú, creo que ya no fue tan difícil asimilar que nuestra comunicación tiende a cero.
Salí en el Sur después de mucho tiempo, encontré a muchos conocidos… cante nuestras canciones y ya sabía que no estabas tú.
Llegué cansado y con sueño, hacía frío… moví mi pierna pero esta vez no lo hice buscándote.
Dormí profundamente y descansé… desperté y encontré un recado de que habías marcado.
No entendí si la llamada fue para disculparte por no contestar mis mensajes… o para contarme lo maravillosa que es tu vida.
Pero la culpa es mía… yo mandé el mensaje primero.
Malditas leyes de causa y efecto… ¿por qué cuando la causa es “apertura” el efecto es una mezcla de “indiferencia” y “soberbia”?
