A ti que me miras desde el cielo
Soporto más de 90 segundos bajo el agua, los olores fétidos de mis hermanos, las etapas en celo de la kinny manchando mi edredón blanco, a mis amigos americanistas y a mis familiares perredistas.
Pero si hay algo que no puede tolerar un correcto hijo de terapeuta de lenguaje es a una persona que hable mal. No lo concibo, ardo de impotencia y se me revuelve el estómago. Ok, nadie es perfecto en este mundo, pero eso se quita con unas horas de terapia, o con darse cuenta que el resto del mundo dice las cosas de una manera diferente a la tuya. Es como cuando hablas en inglés y alguna persona corrige tu pronunciación, escuchas, intentas y aprendes.
Si hay algo que odio es escucharla decir: “Estaba sonando tu NEtsTEL”.
Lo se, soy intolerante a veces; pero ella no lo sabe, y seguramente ni se imagina como me pone escucharla.
Mi yo interno respira, cuenta hasta diez, corre y se arroja contra una pared.
Pero si hay algo que no puede tolerar un correcto hijo de terapeuta de lenguaje es a una persona que hable mal. No lo concibo, ardo de impotencia y se me revuelve el estómago. Ok, nadie es perfecto en este mundo, pero eso se quita con unas horas de terapia, o con darse cuenta que el resto del mundo dice las cosas de una manera diferente a la tuya. Es como cuando hablas en inglés y alguna persona corrige tu pronunciación, escuchas, intentas y aprendes.
Si hay algo que odio es escucharla decir: “Estaba sonando tu NEtsTEL”.
Lo se, soy intolerante a veces; pero ella no lo sabe, y seguramente ni se imagina como me pone escucharla.
Mi yo interno respira, cuenta hasta diez, corre y se arroja contra una pared.