martes, mayo 17

Uno de esos días…

Como era de esperarse había salido a las 2 a.m. de la oficina la noche anterior; el estrés de la entrevista de las 7 a.m. me hizo tardar en conciliar el sueño. Poco a poco fui cayendo en el letargo madrugador y obvio mi despertador nuevo pudo arrullarme un poco más con un estridente sonido que nunca escuché.

Mi yo responsable abrió el ojo como desesperado para darse cuenta que faltaban 45 minutos para la entrevista. Si la noche anterior no hubiera metido mi muda de ropa al baño (como niño de primaria dejando el uniforme listo) el desenlace pudo haber sido fatal.

En cuestión de 10 minutos estaba encendiendo el motor del coche.

La entrevistada llegó 10 minutos tarde, y yo 10 después de ella. El joven Ánchez le había ya entregado su Caso y quedé en espera del resultado.

El día transcurrió con algunos altibajos. Muchos pendientes, algunas situaciones urgentes y un viaje listo para ir a MTY la próxima semana. El trabajo cumple con su función de distraerme y uso las horas libres para buscar nuevas maneras de llenar esas horas.

El reloj sigue su curso y sé que faltan poco más de 30 días para la definición final.